El método sofrológico (Método Caycedo) consiste en una metodología constituida por doce grados denominada Relajación Dinámica (RDC) y una serie de técnicas específicas que le son propias. Estos doce grados se estructuran en tres ciclos (fundamental, radical y existencial) de cuatro grados cada uno. Su práctica tiene como objetivo desarrollar la percepción positiva de nuestro cuerpo, de nuestra mente, de nuestros estados emocionales y de los valores positivos que poseemos.
Os explicamos en qué consiste el ciclo básico de la Relajación Dinámica:
• El primer grado (RDC 1) o «grado de la concentración»
Tomamos consciencia del esquema corporal (la forma, el movimiento, el tono muscular) y de la importancia de la respiración. Aprendemos a eliminar tensiones físicas y a «somatizar»
las sensaciones positivas.
• El segundo grado (RDC 2) o «grado de la contemplación»
Tomamos consciencia de la mente y de los pensamientos, sin olvidar la importancia de la corporalidad. Desarrollamos la contemplación externa e interna y la anticipación positiva o «futurización».
• El tercer grado (RDC 3) o «grado de la meditación»
Vivimos la integración cuerpo-mente, sobre todo, con las técnicas que ayudan a percibir las emociones positivas que se centran en los recuerdos y en las experiencias pasadas.
• El cuarto grado (RDC 4) o «grado de los valores positivos»
Hace especial énfasis en la presencia de los valores positivos. Su práctica ayuda a fortalecer los valores fundamentales en toda la corporalidad.
A lo largo de estos cuatro grados, el cuerpo está siempre presente y tomamos paulatinamente consciencia de sus tejidos: la piel, los músculos, los huesos y los órganos internos. Trabajamos la percepción del cuerpo y sus movimientos; y también todas las sensaciones internas generadas por nuestros órganos, que nos hacen percibir nuestra existencia más allá de la función específica de los cinco sentidos.
Después de algún tiempo de práctica, aprendí a respirar y a desbloquear mi respiración desde el diafragma,
lo que me aportó una gran relajación muscular y mental. Me entrené para liberar tensiones, poner distancia
ante las dificultades cotidianas y desarrollé una capacidad de concentración que no tenía. Ahora he conseguido
una gran serenidad y vitalidad que mantengo gracias a las sesiones semanales.
J . B . , Barcelona
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